15/6/09

EL "DERECHO INTERPLANETARIO", otro problema de nuestra época

23 de Octubre de 1957

Una nota de J. GIMENEZ MEZGO *

EL HECHO MÁS TRASCENDENTAL DEL HOMBRE CARECE DE REGLAS JURÍDICAS

¿Puede la humanidad vivir sin derecho?

Desde el comienzo de Año Geofísico Internacional se tenía evidencia de que un hecho del hombre podía trastocar la faz política y científica del universo, con el establecimiento de un satélite artificial de la Tierra, que iniciaría el camino de la humanidad hacia otros planetas y traería por tanto un avance extraordinario en las ciencias y hasta en el sentimiento de vida. El hecho se produjo el 4 de octubre, en que la Unión Soviética lanza al espacio interplanetario el primer satélite, astro artificial debido al genio y esfuerzos humanos para disputar las rutas de los cuerpos celestes en el espacio.

Esta prodigiosa realidad ha ofrecido un fenómeno sin precedentes en las relaciones de los pueblos, que traduce una serie de cuestiones de la mayor importancia para la comunidad mundial y del destino del hombre.
Está referido a las relaciones entre los Estados –en sus aspectos políticos, de defensa, económicos, etc.- e incide verticalmente en un concepto que, por haber sido impuesto como dogma, asegura la convivencia humana y la coexistencia de las naciones: el concepto de Derecho.

Un reducido grupo de esforzados juristas, en su mayoría profesores universitarios, altos funcionarios de organismos internacionales o investigadores de reconocida autoridad en derecho aeronáutico, se impusieron la tarea de crear un universo jurídico de la astronáutica. Entre ellos cabe mencionar a Cooper y Haley en los Estados Unidos, Schachter en las Naciones Unidas, Meyer en Alemania, Kroell, Daniel y Saporta en Francia, Ambrosini en Italia, Bauzá Araujo en Uruguay y Cocca en la Argentina, el más joven de este grupo. Son los precursores del Derecho Interplanetario y a ellos dirige ahora su mirada el mundo jurídico, los hombres de Estado y los organismos internacionales. Sus trabajos, que no pudieron escapar de la sonrisa irónica de los escépticos en el momento de su aparición, son ahora buscados para hallar respuesta a muchos interrogantes que se formula la humanidad, al quedar estremecida por el suceso más notorio realizado por la inteligencia.

El Dr. Aldo Armando Cocca, experto argentino en derecho aeronáutico, que formula en esta nota interesantes consideraciones sobre el problema jurídico planteado por el lanzamiento del satélite artificial ruso.


El argentino, el jurista que ha elaborado con mayor amplitud y seguramente con mayor éxito, si se tiene en cuenta la vastedad de sus investigaciones y la acogida que han tenido en los medios especializados.
Por eso consideramos oportuno dar algunos detalles de cómo ha trabajado este jurista desde sus años juveniles.

Una nueva realidad jurídica

Aldo Armando Cocca acaba de cumplir 33 años y ha consagrado a lo que es hoy una realidad jurídica, diez años de su juventud, a partir de 1947 en que presentó en la Facultad de Derecho de Buenos Aires un trabajo en el primer seminario de derecho aeronáutico realizado en nuestro país. En ese trabajo llevaba ya la fórmula de Einstein a la ciencia jurídica, en la búsqueda de un método apropiado al progreso del conocimiento humano. Desde entonces ha desempeñado los cargos de mayor responsabilidad en su especialización. Delegado ante la Junta Consultiva de Aviación Civil desde su fundación, Delegado al Comité Jurídico de la Organización de Aviación Civil Internacional, Delegado de la Conferencia Diplomática de Derecho Privado Aéreo y Representante en el Comité de Cláusulas Finales para el Protocolo de La Haya. Ponente en el V (Innsbruck, 1954) Y VII (Roma, 1956) Congresos Internacionales de Astronáutica, Presidente de la Comisión Jurídica de la Asociación Argentina Interplanetaria, etc. Como lo destacáramos hace dos años desde las columnas de MUNDO ARGENTINO (nro. 2327), ya entonces era reputado como uno de los más considerados investigadores del futuro derecho interplanetario y el único jurista que llevó su pensamiento al VI Congreso Internacional de Astronáutica (Copenhague, 1955), cuando se estudió el problema del satélite artificial de la Tierra.

Por otra parte, los trabajos del doctor Cocca, escritos originalmente en español, inglés, alemán o francés, son conocidos en los centros jurídicos de todo el mundo.
Cabe señalar, además, que las incursiones del doctor Cocca en derecho interplanetario ha ido más allá de su especialidad por haber penetrado en las raíces profundas del Derecho, al querer transformarlo radicalmente empleando para ello un método de incontestable validez científica, llevando al campo del saber jurídico algunas de las teorías de Einstein. Las tesis del doctor Cocca, que es motivo de prolijos análisis de parte de los centros de estudios jurídicos y de constantes perfeccionamientos por su autor, adquiere ahora una vigencia innegable, por dominar las ideas de Einstein, el universo alcanzado por el satélite artificial y ante la caída vertical del Derecho como pretendida ciencia del conocimiento humano por el hecho astronáutico realizado. Cocca al prever este suceso para el Derecho, propuso el año pasado en el Congreso de Roma la solución para evitar que se desvirtuara como categoría del conocimiento humano.

Por esos motivos, enterados de que se hallaba en Buenos Aires (…) decidimos visitarlo en su retiro de Palermo.

Magnífica documentación

El doctor Cocca (…) pertenece a una familia con siete siglos de tradición letrada. Un investigador del derecho hallará en su rica biblioteca obras jurídicas valiosas y ejemplares únicos, desde las Instituciones y el Corpus Juris Civiles de Justiniano, en ediciones seculares, hasta las últimas elaboraciones doctrinarias en derecho interplanetario.

-¿Puede indicarnos –le preguntamos- a qué obedeció su inclinación por los estudios en derecho aeronáutico y particularmente en derecho interplanetario?

- A que siempre he buscado un perfeccionamiento del Derecho. En derecho aeronáutico ayer, interplanetario hoy, pueden esperarse algunas concreciones de ese anhelo, porque en estos terrenos novedosos el jurista tiene un gran campo para la creación.

- ¿Encuentra usted imperfectas nuestras instituciones jurídicas?

- Las instituciones jurídicas, aunque elaboradas con el mayor acopio de reflexiones y de prudencia, resultan fatalmente imperfectas, porque lo imperfecto es el Derecho, y tanto, que es el conocimiento humano más distante de alcanzar la categoría de ciencia, a pesar también de los esfuerzos de los juristas. La falta de un método adecuado ha traído esta consecuencia. Por ello propuse en el Congreso de Roma un método diferente. Los problemas jurídicos deben ser replanteados y sus instituciones reelaboradas, pero con un patrón diferente, con un patrón científico.

- Y como lo anticipó usted ¿la astronáutica es el hecho que puso en evidencia esta crisis del Derecho?

- La crisis del Derecho se agudiza cada día más y los principios fundamentales del derecho público de los Estados, comenzando por el de la soberanía, han quedado totalmente desvirtuados a partir del 4 de octubre ¿Puede hablarse de soberanía cuando un vehículo que pertenece a una potencia determinada, por ahora a la Unión Soviética, viola permanentemente la frontera superior de los otros Estados, sin que las naciones sobrevoladas puedan hallar remedio para evitarlo, ni arbitrar medida alguna capaz de impedir la observación desde lo alto? Todas las convenciones internacionales y tratados proclaman la soberanía “completa y exclusiva” de los Estados sobre el espacio aéreo por encima de sus territorios, pero la observación de hoy, el ataque tal vez mañana, se realiza desde el espacio superior, a través del aéreo, es decir, penetrando la zona de soberanía plena y exclusiva.
Este problema fue previsto por los juristas, quienes dieron la solución a partir de 1951. En 1955, en ocasión de reunirme en La Haya con Cooper, de los Estados Unidos; Meyer de Alemania y Ambrosini de Italia, convenimos en todas las fórmulas de solución. Para los juristas, éste no era un problema insoluble.

Un problema que se anticipa

- Posiblemente los gobiernos no esperaban una aparición tan pronta de la astronáutica y, por lo tanto, de los problemas que ella creaba a los Estados.

- Grave error, sobre todo de parte de aquellos gobiernos que venían experimentando en astronáutica, y que tenían la certeza de su realización. Y, además, su falta de previsión es difícilmente comprensible, porque con la astronáutica habrán de modificarse todos los planes de defensa. Ahora nos encontramos con un hecho desolador para el saber científico: desde el 4 de octubre la más notable invención humana, el hecho de más trascendentales consecuencias, carece por completo de reglamentación legal. Es un fenómeno inaceptable para el derecho.

- ¿Podrá intentarse ahora la reglamentación jurídica?

- Naturalmente, pues no puede demorar, y desde ya se anticipan soluciones de emergencia. Pero habrá un hecho que no podrá remediarse. Como no puede legislarse con efecto retroactivo, siempre quedará un período, que comienza el 4 de octubre, de total orfandad jurídica para la astronáutica. Y una realidad indiscutible: la Unión Soviética tiene y tendrá el dominio del espacio interplanetario hasta que sean lanzados los satélites de otros países. Es un dominio de hecho.

- ¿Tiene usted una sugerencia para el presente?

- En derecho siempre hay una solución, por ser una disciplina elástica, que aviene todas las circunstancias. Un recurso legítimo será remitirse a la figura jurídica de la tutela, para buscar en ella amparo y protección al hecho técnico, a este hecho huérfano de toda reglamentación legal.

- ¿Qué autoridad ejercería esa tutela?

- A mi modo de ver, corresponde por derecho propio, y antes que a la UN, a las naciones que más han contribuido a la realización astronáutica, agrupadas, como están, en la Federación Internacional de Astronáutica.

- ¿Es, como las Naciones Unidas, una organización de gobiernos?

- No –termina diciéndonos el doctor Cocca-, es una organización de hombres de ciencia, porque frente a los problemas interplanetarios, que configura un derecho supraestatal de la humanidad, la idea de Estado no tiene mucha aplicación. La Argentina es miembro de la Federación Internacional de Astronáutica, y el presidente de la Asociación Argentina Interplanetaria, el ingeniero Teófilo M. Tabanera, es actualmente vicepresidente de la Federación Internacional.


* Revista “Mundo Argentino”, Nro. 2434. Págs. 32, 33 y 41

LA TIERRA, ESA ASTRONAVE

Por Sebastián Estradé *



La bandera no implica reconocimiento alguno de soberanía (Foto NASA)


Dar Testimonio

Se celebró en Bruselas el Congreso de la Federación Internacional de Astronáutica.
La posibilidad de vida extraterrestre apasiona no ya a los fantasiosos, sino a los científicos (y en) Biurakán, República Socialista de Armenia, se celebró el Simposio Internacional soviético- americano. Una de las conclusiones reza: “Es improbable que no existan civilizaciones extraterrenas, por lo que es más probable que existan”.

El Tratado URSS- USA de cooperación espacial funciona. Están intercambiando la información que se recibe del planeta rojo, sin pretender hallar a los llamados hombrecillos verdes de Marte que fueron los héroes de la imaginación, y algo más, del pasado siglo. También han celebrado, con cooperación de otras naciones, el IV Simposio sobre “El hombre y el cosmos”, en Breván (para variar en la Unión Soviética) y estudian las posibilidades de que el hombre se adapte a las condiciones precisas para hacer factible el viaje sideral.

La NASA ha dicho que Apolo 16 partirá para la Luna el día 17 de Marzo que alunizará en la Zona de Descartes, altamente accidentada. Y para que no se diga que sólo damos testimonio de lo que ha sido.

Coloquio sobre propiedad en la luna

Lo convocó la Embajada de la República Argentina (y cito) al buen amigo, gran camarada y compañero, jurista de talla sin par, volcado al espacio y a su problemática, Aldo Armando Cocca, porque a él le preguntamos:

- Pero, bueno, profesor Cocca ¿es que es necesario hablar de propiedad en la Luna?

- Cierto que sí –contesta el amigo, con un ligero modular que le caracteriza y que le define como buen patriota de su tierra-. Y ya existe una expresión de derecho de propiedad en ella, como son los artefactos dejados en el suelo selenita por los Estados Unidos y por la Unión Soviética.

Además, pronto se contará con estaciones, tripuladas o no, y otras construcciones en la Luna, aparte que se contará también con sus recursos naturales.
Parte de los cuales han sido extraídos y también, ¡cómo no! transportados a la Tierra.

- Nos habla sobre las piedras lunares (…) que los norteamericanos han distribuido un total de 3 kilogramos, procedentes de Apolo 15, entre 201 investigadores de los Estados Unidos, de la Organización Internacional ESRO y de 15 países más. Y a nosotros (…) no nos ha tocado nada en ese reparto.

- Poquito les ha tocado a los demás pero (...) hemos entrado en otros repartos.

- ¿Qué régimen de propiedad tienen los vehículos, las estaciones a construirse y los recursos naturales?

- Los vehículos espaciales, sus componentes y todo otro objeto lanzado al espacio ultraterrestre con destino a la Luna u otros cuerpos celestes, con inclusión de los que hayan descendido en ellos, o regresen a la Tierra, seguirán a sometidos al régimen jurídico anterior al lanzamiento; es decir, no se modifica su estatuto de propiedad. Con relación a las estaciones espaciales, equipo y objetos construidos en la Luna o en cualquier otro cuerpo celeste, cabe decir que pertenecerán en propiedad a su constructor, aunque se haya empleado material originario de la Luna, o de los cuerpos celestes.

- ¿Qué nos dices en cuanto a los recursos naturales?

- Los recursos naturales de la Luna y otros cuerpos celestes constituyen un patrimonio común de la Humanidad.




Foto de la superficie de la Luna (bajada de Google)

- Conste que te hice una pregunta con alguna malicia, pero, ¡claro! Tú no ibas a patinar. Sin embargo… ¿qué se entiende por recursos naturales?

- No solamente es considerado recurso natural todo material originario de la Luna o de otro cuerpo celeste, sino que también todo aprovechamiento posible, como por ejemplo cualquier utilidad desde la Luna o en la Luna, o en otro cuerpo celeste, en las comunicaciones, energías u otros análogos.

-Ahí… ¡Ahí empezamos la trinca! Yo construyo en la Luna un habitáculo con materiales que pertenecen a la comunidad humana y, una vez transformados me agencio su propiedad, con lo que valga una nueva pregunta: ¿Se pueden consumir los recursos naturales de la Luna?

- Nada conmueve a Cocca. Y contesta: La utilización y aprovechamiento en la Luna de los recursos naturales serán legítimos, siempre que se hagan con fines lícitos, y de modo no abusivo, ni que perjudique los mismos derechos de los demás.

-Bueno… bueno. Pero ¿quién calibra lo que es lícito y lo que no lo es? Por lo tanto… ¿no crees que habrá conflictos en el futuro?

Conflictos y aventuras

El profesor Cocca contesta sin pensarlo dos veces. - Puede haberlos. Por ello se propone la creación de una Autoridad Internacional que, en nombre de la Humanidad, cuente con las normas y preceptos legales que sean menester para ordenar las actividades en la Luna, y al mismo tiempo con capacidad para resolver los conflictos que puedan presentarse.

- Amigo Cocca (….) ¿Cómo te imaginas una Luna habitada… o explotada?

-Sonríe, medita, junta las manos rozando su barbilla y dice: La Luna… no la veo como una gran ciudad. No la veo con grandes núcleos urbanos. Más bien la veo como un complejo científico, con multitud de laboratorios y con alguna actividad industrial. Y como la Luna no presenta un medio ambiente fácil al hombre, entiendo que muchas de esas instalaciones y fábricas serán automáticas.

- Y… ¿sobre qué fechas crees que se viajará, con la comodidad de un pasajero aeronáutico, hasta la mismísima Luna?

-¡En esta década! –Lo dice con toda convicción. –Advirtiendo que la nave espacial, por su comodidad, será lo que servirá de hábitad del viajero durante su permanencia en el satélite. De modo que no hay que pensar en hoteles u otras construcciones para alojar al viajero de la Tierra, por lo menos durante una primera etapa de esos viajes a la Luna.

La vida extraterrena

Es curioso. Con tanto hablar de piedras lunares y la NASA no se conforma con ellas. Y con analizarlas. En efecto, se han extendido a más y han realizado nuevos análisis sobre un meteorito famoso, el llamado Orgueil, que cayera en Francia hace más de un siglo, concretamente en el año 1864. Los expertos de Ames Research Center informan que los análisis que hicieron sobre éste (…) han identificado en él seis aminoácidos, incluído una serie de 18 que antes fueron identificados en dos meteoritos famosos, el Murchison y el Murray. Y afirma el Dr. Cyril Ponnamperuna, del centro AMES, que tales aminoácidos son de origen extraterrestre.

Aminoácidos y piramiditas, presentes en el regalo de los cielos, el meteorito de Orgueil, distintos a congéneres moleculares terrestres, pero como ellos, unidades químicas con las que se componen las proteínas, parte fundamental de todas las células vivas, son, un testimonio fehaciente, de que la vida no es, un fenómeno reservado al pequeño planeta Tierra.

* Fragmentos tomados de la nota realizada por el periodista Sebastián Estradé para la revista juvenil femenina: PRIMAVERA. Nro. 64. Enero 1972. Págs. 4, 5, 6 y 7.